Este jueves 11 de octubre recién pasado se ha inaugurado en toda la Iglesia el Año de la Fe. El papa ha remarcado que debe ser un año en el que como cristianos nos comprometamos más con nuestra fe. Parte clave en el proceso de maduración de la fe es el compromiso. Por lo mismo, este Año de la Fe no será un año con carácter estrictamente celebrativo, sino que busca ante todo ser un tiempo para comprometernos más en y con lo que creemos. Dicho compromiso de fe se trasluce en los ámbitos de lo eclesial, social e histórico, pues la fe del cristiano se da y se desarrolla en el seno de la Iglesia, y esto también implica el hecho de buscar iluminar y transformar la sociedad en el momento histórico que a cada cristiano le toca vivir.
En este contexto, el Seminario Menor Pío XII, unido a toda la Iglesia Universal, también ha abierto el telón para vivir este año de gracia. Presididos por la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, en la hora santa eucarística que semana a semana tenemos los días jueves, nos hemos unido en oración pidiendo por los frutos de este Año de la Fe. El momento orante-celebrativo dio comienzo a eso de las 6.00 de la tarde. Se inició con el rezo solemne de las Vísperas; posteriormente se pasó al desarrollo de una paraliturgia de entronización de la Biblia, propuesta por la Comisión Diocesana de Formación; fue un acto breve y sencillo, pero muy bien preparado por los delegados de Liturgia y por cada uno de los seminaristas participantes.