Con gozo y esperanza hemos clausurado un año lectivo más. Dios en su misericordia nos ha permitido tal bendición. Decimos con gozo porque nuestro corazón rebosa de agradecimiento por el don del tiempo de vivir y convivir que Él nos ha permitido experimentar como comunidad durante todo el presente año. Ha habido situaciones hermosas, otras quizá no tanto; situaciones llenas de alegría, otras de tristeza, pero en ambas siempre oportunidad de forjarnos como personas e hijos de Dios. Con esperanza, porque los jóvenes avanzan en su itinerario formativo, unos pasando al Seminario Mayor, otros continuando su preparación media, y otros que se abrirán camino como laicos en medio del mundo.


El seminario no es una institución perfecta, está dentro de la historia caduca y limitada, pero por eso mismo, por estar en la vertiente histórica, se constituye en comunidad siempre en camino, con tendencia a la perfección; por eso, como institución ha llegado el momento de examinar, de apreciar lo bueno para potenciarlo y fijar la mirada atenta en lo malo para corregirlo.

Con estos sentimientos y con deseos de siempre mejorar hemos concluido un año más. La última Eucaristía del año la hemos tenido el sábado 3 de noviembre a eso de las 8. 15 de la mañana, la ha presidido el padre Samuel Antonio Orellana, vicerrector de nuestro seminario. El padre remarcó la importancia de aprovechar la formación recibida durante el año y aplicarla en el tiempo de vacaciones que ahora inicia. También invitó a no descuidar aquellos elementos que ayudan al crecimiento humano y espiritual y que han sido recibidos durante el año en el seminario.

Por la tarde se ha concluido el Torneo Interno de Futbolito, dando como claro campeón a GATTI, quien a pesar de una final muy bien disputada por su rival de turno Ultima Legión, se impuso con marcador de 3 a 2. Fue un momento de convivencia fraterna que simbolizó en cierto modo lo que se intentó vivir en cada momento  deportivo: superación, esfuerzo, trabajo en equipo, ayuda mutua, convivencia de hermanos, etc. 

A eso de las 6.00 de la tarde hemos compartido con todos los alumnos la memoria histórica, que por quinto año consecutivo hemos presentado al final del año lectivo. Con ella recordamos los momentos más importantes del año y aquellos que marcaron nuestro días en este recinto formativo. 

Luego, llegada la noche, con la frescura propia de estos días. Compartimos una cena de despedida para los jóvenes del Año Introductorio que pasan a formar parte del Seminario Mayor. Además, se ha tenido un sencillo pero significativo homenaje al equipo campeón de nuestro Torneo Interno. Por último, hemos compartido una película. Así, en medio de oración, aplausos, gritos de alegría, convivencia de hermanos, y con el deseo seguir adelante en el camino del Señor, este tiempo de gracia que Dios nos ha permitido vivir, lo hemos finalizado

Dios bendiga a cada unos de nuestros seminaristas menores, por su persona, por su deseo de responder a la llamada divina, por sus esfuerzos de cada día, por todo aquello que hicieron con sinceridad, buscando encontrar respuestas para dar su respuesta. Ahora, a vivir unas merecidas vacaciones y esperar el próximo año como verdadero regalo del Señor. 

Pbro. Carlos Enrique Barrera Gómez
Rector 

EL PAPA NOS DICE

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