Se ha dado por concluido el período de convivencias para jóvenes que aspiran a ingresar al seminario Menor Pío XII y al Año Propedéutico de nuestra diócesis. En este año el total global de jóvenes que participaron fue de 67. Durante las convivencias se les ha presentado la vocación cristiana como fundamento de toda vocación específica y luego se ha tenido la oportunidad de ir compartiendo con ellos algunas nociones de cada una estas vocaciones específicas, buscando lograr en los jóvenes conciencia responsable en su discernimiento y opción vocacional.
La sexta convivencia inicio el pasado viernes 7 de diciembre a eso de las nueve de la mañana y se concluyó el domingo 9 recién pasado, a eso de la 1.00 p.m. en las instalaciones de nuestro seminario menor. Dios bendiga a cada uno de estos jóvenes que han hecho el esfuerzo de asistir, algunos en medio de muchas dificultades, pero con la ilusión de dejarse guiar. Dios bendiga a nuestro obispo que ha impulsado la iniciativa de fortalecer el proceso de ingreso al seminario, con el fortalecimiento y aumento de las convivencias vocacionales. Dios bendiga también a cada uno de los sacerdotes de nuestra diócesis que han acompañado a muchos de los jóvenes candidatos al seminario, con su atención y ayuda para que pudieran venir a tener la experiencia de estas sencillas pero enriquecedoras oportunidades de compartir inquietudes vocacionales con otros jóvenes.
Esperamos que los futuros seminaristas sepan ir respondiendo con generosidad al llamado misterioso de Dios cuando formen parte de nuestro seminario y cuando, más adelante, también sean parte del seminario mayor. Sin duda, Dios sigue llamando, él es el origen y dueño de toda vocación, así como su fin. Origen, porque es el quién llama; dueño, porque él nos elije para una vocación determinada, de tal modo que el elegido no debe hacer lo que le parece sino lo que Dios le pide; fin, porque toda vocación se dirige a Dios, a dar gloria a su nombre con la vivencia auténtica de la propia llamada.
